Estudiar no es una de mis pasiones, me encanta aprender, escuchar a la gente, leer, que me expliquen nuevos conceptos e investigar por mi cuenta, pero estudiar... en fin, no encuentro palabras para explicar como me hace sentir. Lo dicho, me he levantado en bastantes malas condiciones ya que hoy tenía un examen para el cual no había estudiado nada y tampoco pensaba hacerlo, ya que solo pensándolo se me caía el mundo encima.
Tras leerlo un par de veces he ido a clase y la verdad, echando mano de mi imaginación he conseguido salir del paso. las demás clases han seguido el curso de cada día y tras dos soporíferas últimas horas de matemáticas he vuelto a mi casa.
Por la tarde decidí ir a AULA, una feria donde varias universidades exponen sus cursos, ofertas y demás programas. El viaje hasta allí ha sido bastante gratificante, he ido sentada al lado de un chico guapísimo, que parecía bastante interesante y que tenía entre sus manos uno de mis libros favoritos, hay veces que la vida te regala imágenes realmente encantadoras, esta era una de esas.
Yo aún seguía en las nubes cuando entré al sitio anteriormente mencionado, justo allí me di cuenta de que no podré tener todo lo que quiero, me sentí como si estuviera saltando de un avión con un paracaídas sin cuerdas. Al principio me alegré enormemente ya que las notas de corte estaban bastante por debajo de mis posibilidades, más tarde, cuando empecé a entrar en detalles me di cuenta de que realmente se el camino que quiero seguir, pero no se si merece la pena, tengo varias opciones y no se que hacer, demasiados proyectos, ideas desmesuradamente atractivas, planes, llámalo como quieras.
Me di cuenta que, como escribí unos blogs atrás, el tiempo no hay que desperdiciarlo nunca, así que tendré que darlo todo de mi para poder realizar todos mis futuros proyectos.
Hoy me ha parecido verte en el metro, no quería hablar de ti pero me resulta bastante complicado. Sigues en mí, ya lo sabes.
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